sábado, 29 de octubre de 2011
Debemos entender nuestro llamamiento
viernes, 28 de octubre de 2011
Pongamos la mano en el arado
Muy pocas personas aprecian el uso que hizo el Señor Jesús del arado como ejemplo de una vida dedicada a Dios. El arado antiguo, muy parecido en su forma a la versión de siglos más recientes, era una sola hoja de madera unida a dos asas. Un mulo hacía la mayor parte del trabajo de tirar hacia adelante el aparejo, pero el agricultor lo sujetaba para dirigir la trayectoria de la hoja.
Probé un arado antiguo una vez y descubrí que su uso no era tarea fácil. El sencillo aparejo brincaba y se sacudía con fuerza debajo de mis manos mientras lo hundía en el terreno. Solo había una manera de hacer una línea recta, y era concentrarse en el trabajo y mantener fija la mirada hacia adelante cada segundo.
Cuando una persona confía en Jesucristo como su Salvador, "pone la mano en el arado". La idea es que debemos seguir al Señor con obediencia total, manteniendo siempre nuestra mirada en él. Así es como tenemos una cosecha de fe. Muchas veces, los creyentes desanimados hacen una línea torcida, porque están mirando por encima del hombro para lamentarse por el pasado, o para ver qué placeres les esperan. El campo de su fe parece un desastre desorganizado. Además, la distracción los hace aflojar el paso, y como resultado su crecimiento espiritual se vuelve muy lento, si es que acaso llegan a madurar.
Renuncie a todo lo que distraiga su atención del Señor. Los creyentes que se concentran en los errores del pasado y en las distracciones del presente, no llegan a ninguna parte; no tiene paz ni gozo, y sus oraciones no son contestadas. Siga al Señor con fervor, y él le producirá mucho fruto espiritual.
Charles Stanley
martes, 25 de octubre de 2011
CUANDO EL DOLOR NOS LLEGA
La miopía espiritual
En Lucas 16, Jesús cuenta la historia de un hombre rico que vivió para sí mismo sin tomar en cuenta a Dios. Después de morir, experimentó la consecuencia de su decisión —su separación eterna del Señor.
Jesús lo describe como alguien que vivía rodeado de lujos (v. 19), proveyendo para sí lo mejor que el dinero podía comprar, pero dando poco al pobre que estaba a su puerta. Es importante entender que este hombre no fue juzgado severamente por Dios por su riqueza. él no se opone a nuestro éxito. Ni tampoco quedó separado del Señor por su falta de caridad hacia los demás. No hacía daño deliberadamente a otros, sino que no notaba a quienes padecían necesidades por estar concentrado solamente en sí mismo.
El error del hombre rico fue que hacía toda clase de provisión para su cuerpo, pero ninguna para su alma. Nuestra cultura practica un estilo de vida parecido. Adquirir riquezas materiales y la satisfacción propia, son la búsqueda principal de muchos en nuestro mundo. Lograr lo que uno quiere parece ser el objetivo, ya sea luchando para llegar a fin de mes, o teniendo la cuenta bancaria rebosante.
La Biblia dice que fuimos creados para relacionarnos con el Padre mediante la fe en su Hijo. El hombre rico ignoró a Dios y pagó el precio final. Nuestro destino eterno depende de la decisión que tomemos en cuanto a Cristo.
Quien acepta el regalo de la salvación de Cristo, vivirá eternamente con él en el cielo. Quienes rechacen a Dios sufrirán la eternidad separados de Dios. Si usted conoce a personas que son miopes espirituales, ore por ellas para que pongan su fe en Cristo.
sábado, 22 de octubre de 2011
Cómo manejar la tentación
El sentido común dicta que un aprendiz de piloto que vuela por primera vez en una tormenta, necesita ser muy prudente. Pero un piloto experimentado sabe que tiene que estar tan atento en su tormenta número cien como en la primera. A pesar de años de experiencia, todavía puede ser derribado si no actúa prudentemente.
La tentación se parece mucho a una tormenta inesperada que daña a quienes toma por sorpresa. Al igual que un buen piloto, el cristiano debe estar alerta a la aproximación de la tentación y preparado para evitarla. En esta vida, ninguno de nosotros llega a un nivel de madurez en el que las tentaciones pierden todo su poder.
Entender nuestras debilidades es una parte importante para estar preparados. ¿En qué aspectos es usted más vulnerable? Lo que comúnmente consideramos como "pecados grandes" —como el adulterio y el asesinato— no es lo que mete en apuros a la mayoría de la gente. Por lo general, son la multitud de "pecados pequeños" los que llevan a un gran problema.
La tentación es una invitación para llevar más allá de los límites dados por Dios, a cualquier deseo dado por él. Usted da un paso por encima de la línea, y pronto tiene el incentivo para dar otro. Y luego otro. A menos que usted cambie de rumbo rápidamente, podrá encontrarse alejado del Padre y abrumado por la culpa y la verguenza.
El problema de la tentación no puede ser ignorado. Identifique los aspectos en que usted es vulnerable, para que pueda preparar una defensa. Aprenda cuándo y cómo es más probable que se deje atraer, y busque siempre la ruta de escape que Dios prometió a quienes son tentados (1 Co 10.13).
viernes, 21 de octubre de 2011
¿Cómo debe lidiar un cristiano con los sentimientos de culpa, en cuanto a los pecados pasados, ya sean antes o después de la salvación?
En Cristo, aún los pecados más viles son purificados (ver en 1 Corintios 6:9-11 la lista de hechos perversos que son perdonados). La salvación es por gracia, y la gracia perdona. Aún después de que una persona es salva, cometerá pecados. Cuando lo hace, Dios aún promete el perdón. “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” (1 Juan 2:1).
La liberación del pecado, sin embargo, no siempre significa liberación de los sentimientos de culpa. Aún cuando nuestros pecados son perdonados, todavía los recordaremos. También, tenemos un enemigo espiritual llamado “el acusador de nuestros hermanos” en Apocalipsis 12:10, quien nos recuerda incesantemente nuestras fallas, faltas y pecados. Cuando un cristiano experimenta sentimientos de culpa, debe hacer lo siguiente:
1) Confesar todos los pecados conocidos y que no se hayan confesado. En algunos casos, los sentimientos de culpa son apropiados, porque la confesión es necesaria. Muchas veces, nos sentimos culpables ¡porque somos culpables! (Ver la descripción que hace David de la culpa y su solución en el Salmo 32:3-5).
2) Pedirle al Señor que le revele cualquier otro pecado que necesite ser confesado. Ten el valor de ser totalmente abierto y honesto ante el Señor. “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad.” (Salmo 139:23-24ª).
3) Confía en la promesa de Dios de que Él perdonará los pecados y quitará la culpa, basándose en la sangre de Cristo (1 Juan 1:9; Salmo 85:2; 86:5; Romanos 8:1).
4) En ocasiones, cuando surgen los sentimientos de culpa sobre pecados ya confesados y abandonados, rechaza tales sentimientos como una culpa falsa. El Señor ha sido fiel a Su promesa de perdonar. Lee y medita en el Salmo 103:8-12.
5) Pide al Señor que reprenda a Satanás, tu acusador, y ruégale que te restaure al gozo que procede de la libertad de la culpa.
El Salmo 32 es un estudio muy provechoso. Aunque David había pecado terriblemente, él encontró la libertad, tanto del pecado como de los sentimientos de culpa. Él lidió con la causa de la culpa, y la realidad del perdón. El Salmo 51 es otro buen pasaje para investigar. El énfasis aquí es la confesión del pecado, la manera en que David ruega a Dios con un corazón lleno de culpa y dolor. Los resultados son la restauración y el gozo.
Finalmente, si el pecado ha sido confesado, ha habido arrepentimiento, y ha sido perdonado; entonces es tiempo de dejarlo atrás. Recuerda que nosotros que hemos venido a Cristo, hemos sido hechos nuevas criaturas en Él. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17). Parte de las cosas “viejas” que “pasaron” es el recuerdo de pecados pasados y la culpa que produjeron. Tristemente, algunos cristianos son propensos a sumergirse en los recuerdos de sus pecaminosas vidas pasadas, memorias que debían estar muertas y enterradas desde hace mucho. Esto no tiene sentido y es contrario a la vida cristiana victoriosa que Dios quiere para nosotros. Un dicho sabio dice “Si Dios te ha salvado de una cloaca, no regreses a sumergirte y nadar en ella.”
www.GotQuestions.org
jueves, 20 de octubre de 2011
¿Obediencia o preferencia?
Todo creyente debe decidir si va a regirse por el principio de la obediencia, o a seguir sus preferencias. Cuando una persona se compromete a hacer la voluntad del Señor, filtra cada situación y decisión a través de la norma de: "Dios lo dijo, y por eso lo haré —y punto". Podrá quejarse, llorar, o tratar de argumentar. Pero al final será obediente al Señor, pase lo que pase.
Recuerdo la vez que fui invitado a tener una entrevista con una iglesia en la ciudad de Atlanta. Durante el viaje por carretera, le dije al Señor que yo no quería mudarme. Me quejé todo el camino, pero yo sabía que Atlanta sería mi nuevo hogar. No me gustaba la idea, pero la alternativa era inimaginable: hay pocas cosas más desagradables que vivir con la persistente ansiedad de haber desaprovechado algo bueno.
El Señor comprende totalmente nuestra necesidad de poner objeciones, gritar y pedirle fuerzas para hacer lo que él pide. Pero Hebreos 4.15 nos dice que tenemos un sumo sacerdote que puede compadecerse de nosotros. Jesús no estaba entusiasmado ni feliz por la cruz. Le afligía su futura separación del Padre. No obstante, se consagró a obedecer la voluntad de Dios (Mt 26.39). Nadie le quitó la vida a Cristo; él la entregó voluntariamente (Jn 10.18).
Nuestras vidas deben cumplir con el propósito de Dios. Muchas personas se pierden su plan maravilloso para ellas, porque deciden seguir sus propias preferencias. La obediencia es difícil, pero la lucha y el sacrificio valen la pena. Hay gozo y paz para el que vive de acuerdo con los preceptos de Dios.
Charles Stanley.
miércoles, 19 de octubre de 2011
La importancia de las relaciones positivas
El tema de las relaciones positivas está cercano a mi corazón, porque Dios me ha dado amigos muy buenos. Son las personas que me desafían a hacer más para el Señor. Mis amigos me aman, ¡pero sin duda no están contentos con que quede como estoy! Si detectan un pecado en mi vida o ven algo que podría hacer mejor, me lo dicen.
Pablo daba también una alta prioridad a las relaciones. El apóstol se rodeó de personas que podían ayudarlo a lograr dos cosas: el cumplimiento de la misión que Dios le había dado, y su conformidad a la imagen de Cristo. Mientras Pablo se derramaba en las vidas de otros, él también estaba siendo edificado y fortalecido por sus hermanos en la fe. Eso, en resumen, es el plan del Señor para cada uno de sus hijos.
¿Y usted? ¿Tiene ciertas relaciones que le motivan a buscar a Dios con más fervor? Es muy importante saber a quiénes permitimos que influyan en nuestras vidas. El Padre celestial prepara a sus otros hijos para invertirlos en usted, como hermanos suyos en la fe, para animarle, para que oren por usted, y para que lo estimulen a tener una fe más completa, de modo que esté preparado para dedicarse a servir a otros. Las buenas relaciones con personas que se edifican mutuamente puede ayudar a los creyentes a cumplir con el plan de Dios para sus vidas.
Las mejores relaciones surgen entre personas que se animan mutuamente en la fe, y por eso "[se estimulan unas otras] al amor y a las buenas obras" (He 10.24). En otras palabras, nuestros mejores amigos son los que nos aman a pesar de como somos, pero no dejan de retarnos a mejorar para el Señor.
lunes, 17 de octubre de 2011
Recordemos la bondad de Dios
Algunas personas tienen una capacidad asombrosa para recordar hechos o imágenes. Sin embargo, es muy común que las personas dejen de recordar la bondad del Señor para con ellas.
En vista de la tendencia humana a olvidar, los versículos de hoy ofrecen un buen ejemplo que debemos seguir. Dios había sacado a los israelitas de Egipto y transitado sin ningún riesgo a través del mar Rojo cuyas aguas fueron divididas. Ahora les daba de manera milagrosa otro camino seco, estancando las aguas del Jordán río arriba. El Señor sabía que el pueblo estaba a punto de entrar en Jericó, y que, por el poder de él, conquistarían la ciudad. ¡Qué misericordioso al animarlos con una ilustración palpable de su poder antes de esa batalla!
Pero Dios también sabía cuán fácilmente se habían olvidado de él. Hoy nosotros hacemos lo mismo; cuando el Señor actúa a nuestro favor, es fácil confiar en él. Pero a medida que pasa el tiempo, lo olvidamos hasta que nos recuerda nuestra necesidad de él y nos arrepentimos. Es por eso que el Padre celestial tenía un plan para ayudar a recordar a su pueblo el milagro en el río. Les pidió que levantaran un altar de doce piedras, que representaban a cada tribu de Israel que había pasado a salvo por las aguas. De esta manera, tendrían un recordatorio tangible del rescate divino.
Cuando se trata de bendiciones, ¿tiende usted a ser olvidadizo? Si es así, trate de crear recordatorios de la fidelidad de Dios, como llevar un diario o escribir palabras clave en lugares visibles. No importa lo que usted haga, asegúrese de tener la manera de recordar la intervención del Señor en su vida.
domingo, 16 de octubre de 2011
Oración sin palabras
Qué decir cuando las palabras fallan
por Tony Woodlief
Una vez le pregunté a un cristiano muy firme si en algún momento sus oraciones lo habían dejado con una sensación de ausencia de Dios.
“No”, dijo. “Eso nunca me ha sucedido”.
Tal respuesta me desalentó. Más de una vez he clamado a Dios, destrozado por el pecado o por la desesperación, o por ambas cosas, y no he sentido nada, solo ausencia.
Entonces, recordé el clamor del salmista, las mismas palabras que Cristo pronunciaría desde la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Sal 22.1).
Conozco a personas buenas y temerosas de Dios, que nunca han sido desamparadas. Pero conozco también a personas buenas y temerosas de Dios que están bien familiarizadas con el sentimiento de desamparo.
“Jesús tiene un amor muy especial por ti”, le escribió la reflexiva Madre Teresa a un amigo. “En cuanto a mí, el silencio y el vacío son tan grandes, que miro y no veo, escucho y no oigo”. Hubo un tiempo en mi vida cuando yo, que había dado mucho menos que ella a un número mucho menor de personas, habría atribuido la agonía espiritual de la Madre Teresa a la fe basada en obras que practicaba.
Una manera como Dios me ha humillado con el paso de los años, es permitiéndome enfrentar las mismas pruebas y tentaciones de las personas que he juzgado. Una vez pensé que la cercanía a Dios me la había ganado por mi justicia, por mis merecedoras oraciones. Pero he sido humillado por momentos tan difíciles que difícilmente podía articular las palabras para orar.
¿Ha tenido usted alguna vez la experiencia de estar necesitando desesperadamente a Dios, sin saber qué palabras podrían expresar la inmensa y aterradora ansiedad de su alma?
Yo solía pensar que era muy hábil orando. Por haber sido un orador público durante muchos años, he cultivado una habilidad especial para hacer giros elocuentes y pausas dramáticas. Esto me llevó a suponer que esa clase de oración era lo que Dios quería.
Pero, a lo largo de los años, he enterrado a un hijo, arruinado un matrimonio, y decepcionado a muchísimas personas. En medio de todos estos estragos en mi vida, ha habido muchas noches largas y oscuras, sin aliento para orar, y sin ánimo para decir las palabras adecuadas. Algunas noches, me he quedado dormido abrigando la esperanza de que las lágrimas sean suficientes cuando no he tenido palabras.
Una vez, estando en un sucio hotel, cuando estaba tan cargado por la desesperación que no podía pensar sino en lanzarme por la ventana, encontré una oración que me ha sido útil desde entonces:
“Por favor”.
“Por favor”. Dios sabe lo que hemos hecho, y por lo que suplicamos. Pero lo más importante es que Él sabe lo que realmente necesitamos. Si usted pudiera pronunciar solo una frase —un cáliz en el que usted pudiera verter el deseo vehemente de su corazón— ¿podría encontrar una mejor frase que por favor?
“Por favor”, susurré en esa oscura habitación del hotel. “Por favor”.
No cantaron los ángeles, no apareció ninguna luz, y ninguna de las cosas rotas de esta vida fueron reparadas. Pero no salté de una ventana, y no abandoné la lucha por la esperanza de que Dios me ama, y ama a mis hijos. Recordé el resto del Salmo 22, las palabras que están después del desolado clamor del salmista: “Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó” (v. 24).
Un amigo mío, que perdió a su esposa y a su hijo en un accidente vial, me dijo que su oración en sus momentos de oscuridad es, simplemente: “Socorro”.
¿Qué padre de nosotros, al oír clamar a su hijo: “Por favor”, o “Socorro” no vendría corriendo? ¿Y qué padre de nosotros ama a sus hijos más de lo que Dios nos ama?
Lo que importa no es utilizar las palabras correctas, sino venir a Dios. ¡Qué pena es demorarse en venir a Él, o salir de su presencia demasiado pronto, todo porque no podemos encontrar las palabras “correctas”! Es mucho mejor decir por favor, o socorro, o aun mejor, Jesús, una y otra vez de rodillas, que no venir a Él en absoluto.
Conozco a algunas personas que oran con los salmos, que son oraciones inspiradas por Dios. Otros leen las oraciones de cristianos antiguos como Juan de Damasco, quien luchó contra el islam.
El creador del cielo y de la Tierra no necesita originalidad de nosotros. Vengamos con un “corazón contrito y humillado”, dice Salmo 51.17. En esto es que necesitamos enfocarnos. No en conseguir las palabras correctas, sino en tener un corazón recto.
Enséñanos cómo hacerlo, Señor, a pesar de nosotros mismos.
sábado, 15 de octubre de 2011
El fundamento de una fe inquebrantable
Cuando surgen las tormentas de la vida, ¿cuál es su respuesta? Algunas personas pierden el rumbo fácilmente. A otras se les disocia el pensamiento cuando la duda y el temor invaden sus mentes. Comienzan a preguntarse si el Señor realmente se preocupa por ellas. Pero la Biblia nos dice inequívocamente que sí se preocupa.
El pasaje de hoy nos proporciona el fundamento de nuestra seguridad en los tiempos difíciles. En el v. 8, se nos asegura que el Señor Jesús jamás cambia. Su ser, sus obras y sus palabras no cambian nunca. Para entender la importancia de esta constancia, imagine a un amigo que le parecía leal, pero de repente murmura de usted o le traiciona de alguna otra manera. Esa lealtad incierta y la violación de la confianza causan heridas dolorosas.
Todas las personas en algún momento nos defraudarán de una forma u otra. El Señor es el único que nos ama de manera perfecta y constante. Así que, anímese: Dios nunca cambia. No importa lo que estemos enfrentando hoy, nuestro Padre celestial sigue siendo Aquel cuya mano derramó bendiciones sobre nosotros en tiempos de felicidad. Y es Quien nos fortalece, guía y sostiene en los días difíciles. Cada pasaje de la Biblia revela otra faceta de su carácter sin tacha, y podemos saber que somos amados con la misma fidelidad que Cristo mostró al morir por nosotros en el Calvario.
Piense en los altibajos de la vida. Cuando las situaciones le producen felicidad, ¿cómo imagina usted a Dios? Cuando surgen las dificultades, ¿cambia su perspectiva? Afortunadamente, en el flujo y reflujo de las circunstancias, podemos aferrarnos al Señor Jesús como nuestra ancla.
viernes, 14 de octubre de 2011
LAS HEREJÍAS
La conversación con Dios
La prioridad de la oración
Obstáculos para la oración
Compromiso con una vida de oración
Charles Stanley.
miércoles, 12 de octubre de 2011
La gran comisión: Nuestra sagrada tarea
Nuestro divino Maestro
Una de las razones por la que las personas, incluyendo a muchos creyentes, no leen la Biblia, es porque no pueden entenderla. Es de esperarse que ése sea el caso de aquellos que no conocen a Cristo, pero ¿por qué tantos creyentes no pueden comprender las verdades de las Sagradas Escrituras? Tal vez sea porque no han pedido ayuda a su divino Maestro. Una de las principales responsabilidades del Espíritu Santo es capacitar a los cristianos para que comprendan las cosas de Dios.
Al mirar a cristianos que saben más que nosotros, a veces pensamos: Nunca seré capaz de llegar a ese nivel. La cuestión, sin embargo, no es la cantidad de conocimiento que usted tiene ahora, sino si está creciendo en entendimiento. El Espíritu le enseñará lo que usted necesite saber, no necesariamente lo que otros sepan. Porque él quiere que seamos personas consagradas a Dios, nos dará la verdad suficiente cada día para transformar nuestras vidas. él interpretará el significado y dará una aplicación diseñada específicamente para cada persona.
El propósito del Espíritu no es llenar su mente con información, sino llevarle a un nivel más profundo en su relación con el Señor. él quiere que usted entienda la verdad, para que se enamore del Señor Jesús. Entonces anhelará pasar tiempo en su Palabra, con lo que llegará a conocerlo mejor.
Pero todos estos tesoros de la Biblia pueden permanecer fuera de su alcance si no le pide al Maestro que se los revele. Cada vez que lea su Biblia, pídale al Señor entendimiento. A quienes permiten que el Espíritu Santo les revele los pensamientos de Dios, les espera una maravillosa relación de amor con Cristo.
La Depresión
Ya el autor del Eclesiastés había subrayado que todo lo que los hombres buscan desesperadamente no puede dar un sentido a su vida. La popularidad, los bienes materiales, el dinero, los placeres, la felicidad, la cultura, el poder, el trabajo… ¡todo está marcado por la vanidad!
Este autor no cayó en la desesperación. Al leer su libro, poco a poco vemos, como un rayo de sol atravesando oscuras nubes, abrirse una salida, un alivio a ese intenso sentimiento de vacío y desesperanza. Ese rayo de sol es el temor de Dios. No es una escapatoria, sino el único camino posible. A lo largo de su libro somos conducidos a distinguir, en medio de los estancamientos en que acaban todas las soluciones humanas, la vía que lleva a la vida: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (Eclesiastés 12:13).
Ese temor de Dios, ese profundo respeto para con él, es un preliminar para recibir las respuestas de amor y esperanza que hallamos en la Escritura. Estas respuestas se concentran en una persona: Jesucristo, quien dijo: “El que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35).
Promesas Biblicas
Somos llamados como dice la Biblia a ser Linaje escogido, Nación Santa, Real Sacerdocio, Pueblo adquirido por Dios… (1 Pedro 2:9), la pregunta es como podemos vivir de esta forma en un mundo donde no nos ajustamos? en primer lugar algo que muchas veces olvidamos es que NO debemos ajustarnos a la moda o a lo que pareciera dictar el mundo que son las cosas debidas (Rom 12:1-2), mal haríamos, si seguimos la corriente de moda o lo “normal” para la mayoría de la gente, el hecho de que millones de vacas coman pasto no nos incita a hacer lo mismo verdad?
Si este es el caso y la presión del mundo de la sociedad que nos rodea es cada día mas intenso y fuerte, bombardeándonos constantemente con mensajes “como tu te lo mereces, debes tener esto o aquello, compre ahora y pague después, eso esta bien porque todo el mundo lo hace etc etc“, cada día pareciera mas difícil poder marcar la diferencia y continuar viviendo apartado de todo ello.
En primer lugar Dios no nos ha llamado a alejarnos del mundo (Juan 17:15-16), no me malinterprete, me refiero a que estamos en el mundo, pero no por ello nos amoldamos a lo que diga el mundo, de hecho creo que Debemos! “codearnos” con el mundo, pero No para amoldarnos o transformarnos en lo que digan sino para transformarlo nosotros!! hacer el cambio, marcar la diferencia y mostrar que una vida guiada por la Palabra de Dios es una vida que vale la pena vivir, es una real alternativa, y la mejor decisión.
Permitame hacer diferencia entre los tipos de promesas que tiene la Biblia, hay promesas que son únicamente para el pueblo de Israel, hay otras que son exclusivas para ciertos personajes en la Biblia, otras que son para nosotros incondicionalmente y otras que son condicionadas a obediencia.
Que pasaría si esa promesa mal interpretada no se cumple en mi vida? veamos otro ejemplo para hacerlo mas claro, Deut 11:24 “Todo lugar donde pise la planta de tu pie será de ustedes…”, note que no esta el versículo completo, en primer lugar estoy tomando solo parcialmente el versículo, la parte que “me gusta”, en segundo lugar, nuevamente estoy ignorando el contexto, esta promesa es hecha al pueblo de Israel en un momento determinado.
He escuchado algunas historias de creyentes que “reclaman” un terreno con las mejores intenciones, se pasean por el repitiendo esta promesa y hasta lo hacen descalzos para “reforzar” como si pudieran forzar a Dios con sus actos a cumplir algo que NO nos ha prometido a todos nosotros!!
Mi recomendación, Siempre que aparezca una promesa en la Biblia lea el contexto completo, para verificar si la promesa es hecha a Israel, a alguien en especial, o a nosotros los cristianos, y por sobre todo recuerde siempre que la mayor promesa que podríamos obtener Ya la tenemos y es nuestra.
Romanos 10:9 “que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios Lo resucito de entre los muertos, serás salvo.”
martes, 11 de octubre de 2011
Moises, Un lider Intercesor
El año pasado durante uno de los cursos de Preceptos el Señor nos permitió conocer un poco mas de cerca de uno de los personajes que mas admiro del antiguo testamento, se trata de un hombre que paso de la grandeza a casi nada, y es justamente hay donde a Dios le place muchas veces tomarnos, para que podamos reconocer su obra, muchas veces estamos tan ocupados lamentándonos de nuestra pésima situación que no nos damos cuenta de que todo esto no es mas que la mejor ocasión para permitirle a Dios que se glorifique en nosotros.
El personaje del que vamos a hablar es muy conocido por todos nosotros pero desde una perspectiva Hollywoodense, pero en esta ocasión vamos a tratar de verlo desde una perspectiva mas humana, para ver como Dios puede tomar a cualquiera de nosotros en cualquier momento de nuestra vida y hacer grandes cosas a través de nosotros.
Se trata de Moisés, un hombre que nació en un momento histórico donde su pueblo era repudiado mas por temor que por un motivo real.
Exodo 1:5-12 opresión del pueblo de Israel.
Seguramente no nos es desconocido que entre las medidas que tomo el faraón para menguar al pueblo de Israel fue asesinar a todos los niños varones arrojándolos al agua, pero la familia de moisés decidió salvarlo y fue así como por esas ´diosalidades´ fue a parar a manos de la hija de faraón donde fue criado a la altura de un príncipe, si observamos Exo 2:11 podremos ver que a diferencia de lo que nos han hecho creer Moisés tenia conocimiento de su origen Hebreo, de ello podemos concluir que no le era desconocida la profecía citada en Gen 15:13-14 donde Dios hizo pacto con Abraham profetizando que su pueblo seria numeroso como veremos mas adelante y que seria oprimido durante 400 años en tierra extranjera, esta era la situación al momento de los siguientes eventos que vemos en Exo 2:11-15
Veamos un momento la posición e Moisés para tomar esta decisión
Tenia una posición prominente en Egipto, había sido criado en casa de faraón, era un hombre joven y conocía la profecía respecto a su pueblo así que seguramente decidió hacerse a si mismo el líder que estaba esperando el pueblo lo cual no salio exactamente como lo había planeado así que no tuvo mas opción que huir y fue a dar a Madian donde paso de ser un hombre prominente a un simple pastor, donde todo lo que tenia era su vara de pastor que lo identificaba como tal, pasaron 40años mas hasta que Dios decidió llamarlo para una gran misión descrita en Exo 3:1-20
Como podemos ver Moisés era un hombre anciano en este momento era a su pensar el momento menos indicado para semejante labor, no dejemos pasar por alto que en ningún momento Dios le dice que seria una tarea fácil o sencilla por el contrario le advierte que no será tarea sencilla.
LA aplicación que podemos aprender de este momento es:
Lo primero que hace Dios con Moisés es hacerle entender claramente que no se trata de el se trata de Dios y es en Sus Fuerzas en que todo lo podemos como dice Filip 4:13
Dios puede tomar a cualquiera de nosotros para hacer grandes cosas siempre y cuando tengamos muy en claro que no se trata de nosotros no importa ni la edad, ni la posición ni las facultades que podamos tener o no. Exo 4:10-12
Podemos ver que los primero avances que hace Moisés para cumplir su misión antes que nada siempre son conforme al dictamen de Dios, no con sus propias ideas, cada paso que da Moisés es dictaminado con anterioridad por Dios para que sea ejecutado tal cual el lo manda así no lo comprendamos. Exodo 5, imposición de mas cargas al pueblo.
Israel sale de Egipto Exo 13
En este momento comienza realmente el trabajo duro para Moisés, es aquí donde comienza a tener entrenamiento de líder, tengamos en cuenta que hasta el momento todo lo que a hecho Moisés es seguir instrucciones al pie de la letra pero es aquí en este momento donde todo el pueblo le ve como a un líder a quien seguirán por una dura jornada a través del desierto.
Si comparamos esta salida y tratamos de darle aplicación a nuestra vida tenemos en cuenta que así como Dios envió a Moisés a liberar a su pueblo de esclavitud de Egipto de forma similar el mismo Dios envió a su hijo para liberarnos de otra clase de esclavitud, la esclavitud del pecado.
Veamos ahora un poco la clase de personas que estaba a punto de dirigir Moisés y nos daremos cuenta de que no se diferencian mucho de nosotros en realidad.
Primero recordemos que la cantidad de personas que llegaron a Egipto fue de 70 y en este momento estaban saliendo Exo 12:37-38 nos dice que eran mas de 600.000 hombres, sin contar mujeres, niños y otra clase de personas que seguramente había visto el poder del Dios de los israelitas.
Eran personas que habían vivido por 400 años en esclavitud en medio de un pueblo completamente idolatra como lo eran los egipcios
De igual forma nosotros fuimos liberados de la esclavitud del pecado en algún momento de nuestra vida sin importar cuantos años perdimos perdidos en el mundo Dios nos saco a la libertad del perdón por la gracia a través de su hijo Jesucristo nuestro Señor.
De ello podemos concluir que al igual que los israelitas venían con una mentalidad de esclavos que les iba a tomar 40años, nosotros también venimos con una mentalidad de esclavos, nos cuesta trabajo aceptar que YA NO somos esclavos del pecado, que la libertad que nos fue obsequiada por gracia es la libertad de decirle NO al pecado, siempre teniendo en cuenta de que no es en Nuestras fuerzas con que podremos vencer el pecado y la tentación si no con la fuerza del Espíritu Santo que mora en nosotros.
Comienza el trayecto por el desierto – Comienza el trayecto de la vida cristiana
Dios al sacar a su pueblo de la esclavitud de Egipto debía educar a su pueblo Israel antes de llevarlos a una tierra que fluye leche y miel, Canaan, para ello debía tomar a estas mas de dos millones de personas y hacerlas atravesar por un desierto para enseñarles la forma de vida que debía llevar el Pueblo Elegido por Dios, así mismo una vez que nosotros aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, muchas veces comenzamos a pasar por un desierto en nuestras vidas, donde somos probados y nuestro carácter va siendo formado para llegar a ser lo que Dios desea para nosotros.
En Exodo 13, Dios establece un día de celebración llamado la Pascua para que su pueblo recuerde de año en año que en ese día fueron sacados de esclavitud y que fue Dios quien los saco con mano fuerte, cada parte de la celebración de la pascua les recordara como eran sus circunstancias y es una celebración que deberían recordar por siempre y enseñar a sus hijos. De igual forma nosotros aunque no ´celebramos´ anualmente el día de nuestro nuevo nacimiento, si deberíamos recordar siempre de donde nos saco Dios y que no fue por nuestros meritos ni mucho menos en nuestras fuerzas que fuimos liberados.
Las primeras pruebas en el desierto : Exodo 15:22-27
En la primera jornada que tiene el pueblo de Israel se presentan las primeras dificultades, y como es de esperarse en un desierto la primera dificultad es la falta de agua, en el momento exacto su necesidad Dios soluciona el problema y les hace una promesa.
De igual forma el Señor ha prometido cuidar de nosotros, Mateo 6:31-34
Durante el resto del transcurso el Señor instruye poco a poco a su pueblo haciéndole pasar por el desierto de forma similar es la vida del cristiano, mientras avanza en su camino hacia la vida eterna, en los capítulos 32 y 33 de Exodo vemos algunas grandes lecciones de liderazgo que podríamos aprender de Moisés, todos nosotros en cierto modo somos lideres cristianos, lo que se espera de nosotros después de que somos salvos es que seamos guías de los no creyentes para que lleguen a gozar de la salvación provista por Dios de antemano, Mateo 5:13-16
Dios instruye a Moisés en el monte Horeb o Sinai con sus mandamientos, a diferencia de lo que muchas veces hemos creído los mandamientos que da Dios en el monte no se trata solamente de los bien conocidos 10 mandamientos, se trataba de todo un código de conducta, recordemos que estos hombres no tenían una Biblia con doctrinas y preceptos que les enseñaran como vivir una vida conforme a la voluntad de Dios, nosotros tenemos la Biblia que es la palabra de Dios y el invaluable recurso de la oración.
Exodo 31:18 / 32:1
En este momento como durante todo el camino el pueblo nuevamente se revela en la ausencia de Moisés y solicita a Aarón su hermano que les haga dioses para ellos adorar.
Muchas veces nosotros tenemos la tendencia a buscar un líder de carne y hueso a quien adorar o seguir también, nosotros Ya tenemos un líder que es Jesucristo a quien debemos adorar y obedecer, y aun así buscamos muchas veces alguien a quien seguir y nos aferramos a una comunidad o un pastor para seguir, cuando nuestro pastor es Jesús.
De aquí podemos observar ciertas conductas del pueblo, de Moisés y de Dios mismo.
porque el pueblo solicita dioses en ves de pedir un líder que los guíe, un gobernador o incluso un rey!
El pueblo apenas llevaba algunos meses en el desierto y no dejaba aun su tendencia a la ´vieja criatura´ que nos llama de vez en cuando a volver a los viejos caminos que ya no debemos recorrer
´este moises´, la forma casi despectiva a la que se refieren a quien los lidero hasta sacarlos de 400 años de esclavitud, al escogido por Dios para sacarlos de tierra de esclavitud.
Dios a pesar de estar tratando con un pueblo de dura cerviz, no cambia, Dios no nos ama por lo que hagamos o dejemos de hacer si no por ´por lo que somos!´, mas fácilmente nos cansaremos nosotros de nosotros mismos, a que Dios se canse de nosotros.
Después de este hecho viene una de las mas grandes pruebas de liderazgo de Moisés, en los versos 32:7-14 vemos como Dios ya sabia lo que había acontecido en el campamento, se refiere al pueblo como el pueblo de Moisés y ofrece a Moisés un nuevo pueblo para liderar una gran nación, a diferencia de lo que seria mas usual o de una reacción típica muchas veces, Moisés en ves de aceptar el ofrecimiento por demás merecido y atractivo de Dios, INTERCEDE!, le recuerda a Dios que es SU pueblo, que fue El quien lo saco de tierra de Egipto y le recuerda su promesa, declinando con esto el ofrecimiento de Dios, e intercediendo por un pueblo ingrato y de dura cerviz, Moisés no pide que omita el castigo, ora por otra oportunidad.
Podemos nosotros también interceder ante Dios a pesar de nuestras fallas, de hecho es nuestro deber interceder por los no creyentes, no apartarnos en nuestro mundo ´cristiano´ y dejarles a ellos fuera, eso no es de un buen líder, Jesús Oro por nosotros los que ahora llevamos la palabra de Dios a los demás desde antes de su partida estando aquí en la tierra, Mateo 17:7-11
Pero para orar o interceder por los demás y por nosotros mismos debemos aprender de Moisés quien “se atrevio” a abogar ante Dios por un pueblo que como nosotros, no lo merecía, pero lo hizo con fundamento, con argumentos tomados de Su Palabra, de igual forma cada vez que nos acerquemos a Dios con alguna petición, sea para nosotros a para los demás, recordemos siempre antes que nada los atributos de Dios,“lento para la ira y grande en misericordia”
Salmos 86:15-16 / 103:6-8 / 145:8-9