lunes, 2 de enero de 2012

¿Por qué debemos leer / estudiar la Biblia?

Debemos leer y estudiar la Biblia simplemente porque es la Palabra de Dios a nosotros. 2 Timoteo 3:16 dice que la Biblia es “inspirada por Dios”. En otras palabras, es la Palabra de Dios para nosotros. Hay muchas preguntas que los filósofos y la gente en general se han hecho y que Dios nos las responde en las Escrituras: ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿De dónde vengo? ¿Existe vida después de la muerte? ¿Cómo puedo ir al cielo? ¿Por qué está el mundo tan lleno de maldad? ¿Por qué me cuesta tanto trabajo hacer lo bueno? Adicionalmente a estas “grandes” preguntas, nos proporciona un sin número de consejos prácticos en áreas tales como: ¿Qué debo buscar en mi pareja? ¿Cómo puedo tener un matrimonio exitoso? ¿Cómo puedo ser un buen amigo? ¿Cómo puedo ser un buen padre / madre? ¿Qué es el éxito y cómo puedo alcanzarlo? ¿Cómo puedo cambiar? ¿Qué es lo más importante en la vida? ¿Cómo puedo vivir para que no tenga que arrepentirme en un futuro? ¿Cómo puedo complacer a Dios? ¿Cómo puedo obtener Su perdón? ¿Cómo puedo manejar las circunstancias adversas y eventos injustos de la vida para salir victorioso?

Debemos leer y estudiar la Biblia porque es totalmente confiable y sin error. La Biblia es única entre muchos auto-nombrados libros “sagrados” porque no sólo ofrece enseñanzas morales y dice “confía en mí”, más bien, nos ofrece la oportunidad de probarla, corroborando cientos de detalladas profecías que contiene, verificando los eventos históricos que relata, y comprobando los hechos científicos que describe. Aquellos que dicen que la Biblia tiene errores deben tener sus oídos cerrados a la verdad. Jesús preguntó una vez, “¿Qué es más fácil, decir: tus pecados te son perdonados o decir: levántate y anda?” (Lucas 5:23) Entonces Él probó que tenía el poder para perdonar los pecados (algo que no podemos ver físicamente) curando al paralítico (algo que los que lo rodeaban pudieron atestiguar con sus ojos). De manera similar, tenemos la seguridad de que la Palabra de Dios es verdad cuando se discuten aspectos espirituales que no podemos atestiguar con nuestros sentidos físicos, pero mostrando su veracidad en todas aquellas áreas que podemos verificar (exactitud histórica, científica y profética).

Debemos leer y estudiar la Biblia porque Dios no cambia y porque la naturaleza humana tampoco cambia – es tan actual para nosotros como lo fue cuando fue escrita. Mientras que diariamente se generan grandes cambios tecnológicos a nuestro alrededor, los deseos y naturaleza de la raza humana no cambian. Tú encontrarás, mientras lees las páginas de la historia bíblica, que ya sea que se trate de relaciones interpersonales o entre sociedades, “no hay nada nuevo bajo el sol.” Y mientras la raza humana en su totalidad continúa buscando amor y satisfacción en todos los lugares equivocados, Dios, nuestro buen y misericordioso Creador, nos dice lo que nos traerá un gozo ETERNO. Su Palabra revelada, las Escrituras, son tan importantes que Jesús dijo respecto a ellas, “...No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:4) En otras palabras, si quieres vivir una vida plena como fue la voluntad de Dios, escucha y sigue la Palabra de Dios escrita... ¡es más importante que comer!

Debemos leer y estudiar la Biblia porque existe mucha enseñanza falsa. La Biblia nos da la medida mediante la cual podemos distinguir la verdad del error. Nos dice cómo es Dios. Tener una impresión equivocada de Dios es adorar un “ídolo” o “dios falso”. Estamos adorando algo que ¡no es Él! La Biblia también nos dice cómo podemos verdaderamente ir al cielo...y no es por ser buenos, o ser bautizados o ninguna otra cosa que podamos HACER (Juan 14:6; Efesios 2:1-10; Isaías 53:6; Romanos 3:10b, 5:8; 6:23; 10:9-13). A través de estos textos, la Palabra de Dios nos enseña cuánto Él nos ama (Romanos 5:6-8; Isaías 53:5). Y así es como sabiendo esto, somos llevados a amarle a Él en respuesta (1 Juan 4:19).

La Biblia te equipará para servirle a Dios (2 Timoteo 3:17; Efesios 6:17; Hebreos 4:12). Te ayudará a saber cómo puedes ser salvado de tus pecados y de sus últimas consecuencias (2 Timoteo 3:15). Al meditar en ella y obedecer sus enseñanzas, te llevará a una vida victoriosa (Josué 1:8; Santiago 1:25). La Palabra de Dios te ayudará a ver el pecado en tu vida y te ayudará a deshacerte de él (Salmos 119:9,11). Será una guía para tu vida, haciéndote más sabio que tus maestros (Salmo 32:8; 119:9,11; Proverbios 1:6). La Biblia te librará de perder años de tu vida en lo que no dura ni tampoco importa (Mateo 7:24.27).

Leer y estudiar la Biblia te ayudará a ver más allá del atractivo “anzuelo” y doloroso “gancho” de las tentaciones pecaminosas, para que puedas aprender de los errores de otros, en vez de experimentarlos tú mismo. La experiencia es un gran maestro, pero cuando se trata de aprender del pecado, es un duro y terrible maestro. Es mucho mejor aprender de los errores ajenos. Hay tantos personajes bíblicos de quiénes aprender, tanto modelos positivos como negativos, que con frecuencia proceden de la misma persona en diferentes etapas de su vida. Por ejemplo, David, en su reto al gigante Goliat, nos enseña que Dios es más grande que cualquier cosa a la que quiera que nos enfrentemos (1 Samuel 17). David, al ceder a la tentación y cometer adulterio con Betsabé, nos revela el largo alcance y las terribles consecuencias que puede acarrearnos un “momento de placer” (2 Samuel 11). El conocer la Biblia nos da una paz y una esperanza real cuando todo a nuestro alrededor parece desmoronarse (Romanos 15:4; Salmo 112:7; Habacuc 3:17-19).

La Biblia es un libro que no es sólo para leerse. Es un libro para estudiarse, a fin de poder ser aplicado a tu vida. De otra manera, es como tragarse el bocado de comida sin masticarlo y después escupirlo de nuevo... sin ningún valor nutricional aprovechado. La Biblia es la Palabra de Dios. Como tal, es tan necesaria como las leyes de la naturaleza. Tú puedes ignorarla, pero lo harás para tu propio mal, así como lo sería si ignoraras la ley de la gravedad. No puede ser lo suficientemente enfatizada, la importancia que tiene la Biblia en nuestras vidas. El estudiar la Biblia puede compararse al extraer oro de una mina. Si haces un pequeño esfuerzo y sólo “ciernes los guijarros en el arroyo” sólo encontrarás un poco de polvo de oro. Pero si te esfuerzas en realmente “excavar en ella”, tu recompensa será de acuerdo a tu gran esfuerzo.

sábado, 31 de diciembre de 2011

* TRES CONSEJOS PARA EL NUEVO AÑO *

PERDONA
No comiences el año entrante con un corazón lleno de heridas que no has sanado por no perdonar el daño que alguien provocó en tu vida. Antes de que llegue la hora en punto inclusive mientras lees estas letras, perdona a los que tanto daño te han hecho este año y deja atrás lo que te hicieron, el dolor y la amargura que eso te provocó. Que perdones no quiere decir que todo volverá a ser igual con esa persona, pero si libera tu corazón de ataduras y te permite continuar creciendo. Que tu próximo año sea uno donde lo comiences sin rencor ni amargura para nadie.

AGRADECE
Es muy probable que este año no haya sido el mejor de toda tu vida. Adivina que: todos tienen ese mismo sentir respecto a su año. Cuando nos sentamos a reflexionar sobre las experiencias vividas nos damos cuenta que este año fue muy difícil, doloroso o simplemente no trajo todo lo que esperábamos. Sin embargo, estas vivo, estas leyendo estas letras con las que te deseo recordar que DIOS TE AMA y te ha tomado en cuenta en su propósito. Si aun estas aquí en la Tierra es porque DIOS TIENE PLANES CONTIGO, planes que desea cumplir. No despidas este año sin agradecerle a Dios por las bendiciones que recibiste, por tu vida y la de los que aun están a tu lado, por las enseñanzas, los momentos buenos y los malos, también.

ESCOGE A DIOS
En este año que pasó ya no hay nada más que hacer, solo queda despedirlo y guardar en nuestra memoria los recuerdos de las experiencias vividas. Pero un año nuevo comienza y esto presenta nuevas oportunidades, decisiones que tomar, proyectos que desarrollar y la famosa lista de resoluciones. Antes que nada, decide permitirle a Dios guiar tus pasos en este nuevo año, que Él sea tu guía, refúgiate en el en medio de las tormentas, escucha su voz al momento de tomar una decisión y escógelo a Él como prioridad en tu vida.

Dicen que la vida es corta y hay que vivirla disfrutándola al máximo, esa diversión y felicidad de la que hablan cuando dicen esto es pasajera. La vida sí es corta cuando reflexionas en todas las cosas que deseas hacer y ciertamente lo ideal es vivir una vida plena y llena de gozo. Busca ese gozo y plenitud en Cristo, ¿Sabes sonreír en medio de la tribulación? ¿orar por el último pedazo de pan que comerás en semanas? ¿dar gracias y cantar himnos de gozo luego de perder a un ser querido? Yo he visto cristianos hacerlo, yo misma he logrado sonreír en momentos tristes y logro sentir esperanza aún en la tribulación. Eso me lo ha dado el hijo de DIOS, JESUCRISTO. Vivir una vida con Cristo no sólo nos permite disfrutar sus bendiciones sino que moldea nuestro carácter y nos permite disfrutar nuestra existencia aun cuando todo se ve negro y parece no haber solución.

Oro para que este año lo comiences con un corazón nuevo y libre de rencores, una actitud positiva, un espíritu agradecido por todo lo que tienes y lo que esta por venir. Le pido a Dios que muestre su gloria en tu vida y en la mía para que recordemos siempre que Él es nuestra razón de vivir. Finalmente deseo que puedas hallar gozo y plenitud en tu caminar con Cristo, que aprendas a ver en cada paso que das las bendiciones para las cuales Dios te prepara. Amén. 

jueves, 29 de diciembre de 2011

¿Por qué sigue la gente a Jesús?

Cuando Jesús anduvo en este mundo, una gran multitud le siguió. Venían por todo tipo de razones —algunas nobles, algunas egoístas. Lo mismo es cierto hoy día. Es importante que entendamos lo que motiva a la gente a venir a Cristo, porque no todos los que le buscan son en verdad sus seguidores. De hecho, cada uno de nosotros necesita analizar su andar con el Señor. ¿Qué es lo que queremos de él? ¿Qué tan consagrados estamos a ser sus discípulos?
Muchas de las personas que siguieron a Jesús, lo hicieron porque tenían necesidades urgentes que solo él podía satisfacer. Adondequiera que iba, le traían a enfermos y a endemoniados —esta es una de las formas que tiene Dios de atraernos a él. Quienes pueden resolver todos sus problemas, nunca necesitan un Salvador.
Otras venían por el sensacionalismo. Querían ver las señales y milagros. Hoy, algunas personas vienen a la iglesia para sentirse animadas, pero las experiencias sublimes en las alturas son seguidas siempre por valles de sombras. Cuando vienen las adversidades y los problemas, esas personas se apresuran a abandonar al Señor.Pero los discípulos de Jesús le siguieron porque creyeron en verdad que él era el Mesías, el Hijo de Dios (Mt 16.16). Su compromiso iba más allá de las emociones o necesidades. Ellos querían conocer a Cristo y caminar con él.
¿Está más interesado en lo que Jesús puede hacer por usted que en estar con él? ¿Le resulta difícil mantener su compromiso sin una experiencia emocional que le sostenga? Nuestras necesidades físicas y emocionales puede llevarnos a Dios, pero nunca deben ser el motivo para caminar con él.

lunes, 26 de diciembre de 2011

La presencia de Dios en medio de la humanidad se ha vuelto cada vez más familiar, desde una nube gloriosa en el templo, hasta el Hijo de Dios encarnado y viviendo entre hombres, y ahora mediante la presencia de su Espíritu morando en el corazón del creyente. Por eso Jesús dijo que era mejor para nosotros que él se fuera, para que el Consolador pudiera venir.
Mientras estuvo en la Tierra, Cristo se vio limitado por su condición humana. Podía estar solo en un lugar a la vez. Pero después de su ascensión, el Espíritu Santo vino a vivir dentro de sus seguidores, impartiéndoles sabiduría divina, iluminación y poder. Si usted quiere ver la diferencia que marcó esto, simplemente compare la vida de los discípulos antes y después de Pentecostés. Se transformaron, de hombres temerosos que se escondieron en una habitación bajo llave, en predicadores osados dispuestos a sufrir por el evangelio de Cristo.
El Señor quiere hacer más que vivir entre nosotros en la persona de su Hijo; él desea hacer su voluntad en nuestras vidas. Pero sin su presencia en nuestro interior, nunca podremos llegar a ser lo que él quiere que seamos, o realizar las tareas que nos ha llamado a realizar. Por medio de su Espíritu, Cristo vive en nosotros, produciendo su fruto y dándonos poder para hacer su obra. Si realmente creemos esto, viviremos como los victoriosos hijos de Dios que somos.
Si usted es creyente, piense en la increíble oportunidad y bendición que tiene: aunque se sienta impotente para lograr un cambio, o insuficiente para realizar una tarea, el poder de Dios reside dentro de usted. Ningún reto es insuperable, porque el Espíritu Santo es mayor que cualquier obstáculo que enfrenta.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Jesús

La fecha del nacimiento de Jesús es desconocida, pero la tradición religiosa la fijó en el 25 de diciembre.

       El término «niño Jesús», muy pronunciado por la gente en estos días, subraya la insignificancia en la cual nació Jesucristo, y este hecho nos cuestiona a todos. Porque ese niño que nació allí, en medio de la indiferencia general, era el Hijo de Dios, el que creó el Universo. Para visitar a su criatura escogió hacerlo de la manera más humilde, y esto nos conmueve, pero no debe hacernos olvidar quién es él y qué fue lo que dijo el ángel a su madre antes de su nacimiento: “Este será grande”. Podemos ver esta grandeza moral en los evangelios.

       Dios fue glorificado en todo lo que Jesús hizo, desde su nacimiento hasta su muerte. Dos veces el Padre declaró: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17; 17:5). Por eso lo resucitó, confiriéndole eternamente un lugar de autoridad y de gloria. 

       Él vive para siempre, y un día reinará sobre el mundo. Cada uno tendrá que darle cuentas. Hoy se presenta todavía como Salvador. No deje pasar este fin de año sin aceptar a Jesús como el “gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cómo encontrar satisfacción

Dios nos ha dado muchas cosas para que las disfrutemos. Pero con frecuencia vivimos llenos de agitación en vez de satisfacción. Cuatro prácticas que generan insatisfacción son:
El ajetreo. Vivimos corriendo de una actividad a otra. Jesús no se apresuró a ninguna parte, y aun así realizó todo lo que su Padre le mandó a hacer. Ni una sola vez dijo a sus discípulos que anduvieran más rápido. Incluso alabó a María por haber decidido pasar tiempo con él (Lc 10.39, 42).
La perspectiva terrenal. Muy a menudo, vivimos enfocados en nuestras circunstancias. Nuestras mentes piensan en las actividades de la semana, el mes o el año próximos. Con razón, el disfrute de la vida sigue siendo escurridizo. La solución es tener una perspectiva eterna, que reconoce que Dios tiene el control, y que nuestro objetivo es agradarlo a él.
La presión autoimpuesta. Todos hemos experimentado las cargas inevitables de las responsabilidades. Pero nos autoimponemos presiones innecesarias cuando dejamos que el "tienes que" y el "debes" nos gobiernen. El remedio es acudir a Dios, reconocer el derecho que él tiene de decirnos lo que debemos hacer, y pedirle que nos indique su plan.
Actitudes perjudiciales. El perfeccionismo, los falsos cargos de conciencia y la falta de entusiasmo, debilitan nuestro disfrute de la vida.
La satisfacción se halla en una vida que refleje las prioridades de Dios —y pasar tiempo con él es lo primero. Al leer su Palabra, nos volvemos conscientes del gran amor del Padre, aprendemos lo que él considera importante, y experimentamos el gozo de pertenecer al Señor.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Confiar en la fidelidad de Dios

¿Le parece a usted demasiado difícil algo que le ha dicho Dios que haga? Puede tener la seguridad de que si le llamó a hacer su voluntad, él será fiel para ayudarlo a lograrlo por medio del Espíritu Santo que vive y actúa en usted. Así que, si le dice: "No puedo hacer eso, Señor", lo que está diciendo, en realidad, es: "Dios no cumple su palabra". De manera que, todas nuestras expectativas deben estar puestas en él, no en nuestras fuerzas o capacidades.
Cuando usted duda de la fidelidad de Dios, esa incredulidad se convierte en una grieta en su armadura espiritual, y puede tener la seguridad de que es allí donde Satanás le atacará. Comenzará a dudar del carácter de Dios —de su bondad, por ejemplo—, y esa desconfianza se convertirá en una pesada carga que arrastrará innecesariamente a cada aspecto de su vida.
Podrá sentir que no tiene suficiente fe para obedecer, pero Dios no le está pidiendo que tenga fe cuando las circunstancias sean favorables, sino que tenga confianza en que él es quien dice ser.
¿Cree que Dios es un mentiroso? Es así de sencillo: O Dios es fiel o no lo es. Pero si cree que la fidelidad es parte del carácter de él, entonces podrá hacer cualquier cosa que el Señor exija. Se verá fortalecido por su dependencia de él, ya sea que venga un diluvio de pruebas o una inundación de bendiciones.
Cuando la vida se le vuelva dura y difícil, la dulzura de la fidelidad de Dios se hará verdaderamente real en su corazón. Al caminar a través de estas tormentas con absoluta confianza en el poder de Dios, su confianza en el carácter del Señor se vuelve parte de lo que usted es, y le fortalece interiormente.