sábado, 31 de diciembre de 2011

* TRES CONSEJOS PARA EL NUEVO AÑO *

PERDONA
No comiences el año entrante con un corazón lleno de heridas que no has sanado por no perdonar el daño que alguien provocó en tu vida. Antes de que llegue la hora en punto inclusive mientras lees estas letras, perdona a los que tanto daño te han hecho este año y deja atrás lo que te hicieron, el dolor y la amargura que eso te provocó. Que perdones no quiere decir que todo volverá a ser igual con esa persona, pero si libera tu corazón de ataduras y te permite continuar creciendo. Que tu próximo año sea uno donde lo comiences sin rencor ni amargura para nadie.

AGRADECE
Es muy probable que este año no haya sido el mejor de toda tu vida. Adivina que: todos tienen ese mismo sentir respecto a su año. Cuando nos sentamos a reflexionar sobre las experiencias vividas nos damos cuenta que este año fue muy difícil, doloroso o simplemente no trajo todo lo que esperábamos. Sin embargo, estas vivo, estas leyendo estas letras con las que te deseo recordar que DIOS TE AMA y te ha tomado en cuenta en su propósito. Si aun estas aquí en la Tierra es porque DIOS TIENE PLANES CONTIGO, planes que desea cumplir. No despidas este año sin agradecerle a Dios por las bendiciones que recibiste, por tu vida y la de los que aun están a tu lado, por las enseñanzas, los momentos buenos y los malos, también.

ESCOGE A DIOS
En este año que pasó ya no hay nada más que hacer, solo queda despedirlo y guardar en nuestra memoria los recuerdos de las experiencias vividas. Pero un año nuevo comienza y esto presenta nuevas oportunidades, decisiones que tomar, proyectos que desarrollar y la famosa lista de resoluciones. Antes que nada, decide permitirle a Dios guiar tus pasos en este nuevo año, que Él sea tu guía, refúgiate en el en medio de las tormentas, escucha su voz al momento de tomar una decisión y escógelo a Él como prioridad en tu vida.

Dicen que la vida es corta y hay que vivirla disfrutándola al máximo, esa diversión y felicidad de la que hablan cuando dicen esto es pasajera. La vida sí es corta cuando reflexionas en todas las cosas que deseas hacer y ciertamente lo ideal es vivir una vida plena y llena de gozo. Busca ese gozo y plenitud en Cristo, ¿Sabes sonreír en medio de la tribulación? ¿orar por el último pedazo de pan que comerás en semanas? ¿dar gracias y cantar himnos de gozo luego de perder a un ser querido? Yo he visto cristianos hacerlo, yo misma he logrado sonreír en momentos tristes y logro sentir esperanza aún en la tribulación. Eso me lo ha dado el hijo de DIOS, JESUCRISTO. Vivir una vida con Cristo no sólo nos permite disfrutar sus bendiciones sino que moldea nuestro carácter y nos permite disfrutar nuestra existencia aun cuando todo se ve negro y parece no haber solución.

Oro para que este año lo comiences con un corazón nuevo y libre de rencores, una actitud positiva, un espíritu agradecido por todo lo que tienes y lo que esta por venir. Le pido a Dios que muestre su gloria en tu vida y en la mía para que recordemos siempre que Él es nuestra razón de vivir. Finalmente deseo que puedas hallar gozo y plenitud en tu caminar con Cristo, que aprendas a ver en cada paso que das las bendiciones para las cuales Dios te prepara. Amén. 

jueves, 29 de diciembre de 2011

¿Por qué sigue la gente a Jesús?

Cuando Jesús anduvo en este mundo, una gran multitud le siguió. Venían por todo tipo de razones —algunas nobles, algunas egoístas. Lo mismo es cierto hoy día. Es importante que entendamos lo que motiva a la gente a venir a Cristo, porque no todos los que le buscan son en verdad sus seguidores. De hecho, cada uno de nosotros necesita analizar su andar con el Señor. ¿Qué es lo que queremos de él? ¿Qué tan consagrados estamos a ser sus discípulos?
Muchas de las personas que siguieron a Jesús, lo hicieron porque tenían necesidades urgentes que solo él podía satisfacer. Adondequiera que iba, le traían a enfermos y a endemoniados —esta es una de las formas que tiene Dios de atraernos a él. Quienes pueden resolver todos sus problemas, nunca necesitan un Salvador.
Otras venían por el sensacionalismo. Querían ver las señales y milagros. Hoy, algunas personas vienen a la iglesia para sentirse animadas, pero las experiencias sublimes en las alturas son seguidas siempre por valles de sombras. Cuando vienen las adversidades y los problemas, esas personas se apresuran a abandonar al Señor.Pero los discípulos de Jesús le siguieron porque creyeron en verdad que él era el Mesías, el Hijo de Dios (Mt 16.16). Su compromiso iba más allá de las emociones o necesidades. Ellos querían conocer a Cristo y caminar con él.
¿Está más interesado en lo que Jesús puede hacer por usted que en estar con él? ¿Le resulta difícil mantener su compromiso sin una experiencia emocional que le sostenga? Nuestras necesidades físicas y emocionales puede llevarnos a Dios, pero nunca deben ser el motivo para caminar con él.

lunes, 26 de diciembre de 2011

La presencia de Dios en medio de la humanidad se ha vuelto cada vez más familiar, desde una nube gloriosa en el templo, hasta el Hijo de Dios encarnado y viviendo entre hombres, y ahora mediante la presencia de su Espíritu morando en el corazón del creyente. Por eso Jesús dijo que era mejor para nosotros que él se fuera, para que el Consolador pudiera venir.
Mientras estuvo en la Tierra, Cristo se vio limitado por su condición humana. Podía estar solo en un lugar a la vez. Pero después de su ascensión, el Espíritu Santo vino a vivir dentro de sus seguidores, impartiéndoles sabiduría divina, iluminación y poder. Si usted quiere ver la diferencia que marcó esto, simplemente compare la vida de los discípulos antes y después de Pentecostés. Se transformaron, de hombres temerosos que se escondieron en una habitación bajo llave, en predicadores osados dispuestos a sufrir por el evangelio de Cristo.
El Señor quiere hacer más que vivir entre nosotros en la persona de su Hijo; él desea hacer su voluntad en nuestras vidas. Pero sin su presencia en nuestro interior, nunca podremos llegar a ser lo que él quiere que seamos, o realizar las tareas que nos ha llamado a realizar. Por medio de su Espíritu, Cristo vive en nosotros, produciendo su fruto y dándonos poder para hacer su obra. Si realmente creemos esto, viviremos como los victoriosos hijos de Dios que somos.
Si usted es creyente, piense en la increíble oportunidad y bendición que tiene: aunque se sienta impotente para lograr un cambio, o insuficiente para realizar una tarea, el poder de Dios reside dentro de usted. Ningún reto es insuperable, porque el Espíritu Santo es mayor que cualquier obstáculo que enfrenta.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Jesús

La fecha del nacimiento de Jesús es desconocida, pero la tradición religiosa la fijó en el 25 de diciembre.

       El término «niño Jesús», muy pronunciado por la gente en estos días, subraya la insignificancia en la cual nació Jesucristo, y este hecho nos cuestiona a todos. Porque ese niño que nació allí, en medio de la indiferencia general, era el Hijo de Dios, el que creó el Universo. Para visitar a su criatura escogió hacerlo de la manera más humilde, y esto nos conmueve, pero no debe hacernos olvidar quién es él y qué fue lo que dijo el ángel a su madre antes de su nacimiento: “Este será grande”. Podemos ver esta grandeza moral en los evangelios.

       Dios fue glorificado en todo lo que Jesús hizo, desde su nacimiento hasta su muerte. Dos veces el Padre declaró: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17; 17:5). Por eso lo resucitó, confiriéndole eternamente un lugar de autoridad y de gloria. 

       Él vive para siempre, y un día reinará sobre el mundo. Cada uno tendrá que darle cuentas. Hoy se presenta todavía como Salvador. No deje pasar este fin de año sin aceptar a Jesús como el “gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cómo encontrar satisfacción

Dios nos ha dado muchas cosas para que las disfrutemos. Pero con frecuencia vivimos llenos de agitación en vez de satisfacción. Cuatro prácticas que generan insatisfacción son:
El ajetreo. Vivimos corriendo de una actividad a otra. Jesús no se apresuró a ninguna parte, y aun así realizó todo lo que su Padre le mandó a hacer. Ni una sola vez dijo a sus discípulos que anduvieran más rápido. Incluso alabó a María por haber decidido pasar tiempo con él (Lc 10.39, 42).
La perspectiva terrenal. Muy a menudo, vivimos enfocados en nuestras circunstancias. Nuestras mentes piensan en las actividades de la semana, el mes o el año próximos. Con razón, el disfrute de la vida sigue siendo escurridizo. La solución es tener una perspectiva eterna, que reconoce que Dios tiene el control, y que nuestro objetivo es agradarlo a él.
La presión autoimpuesta. Todos hemos experimentado las cargas inevitables de las responsabilidades. Pero nos autoimponemos presiones innecesarias cuando dejamos que el "tienes que" y el "debes" nos gobiernen. El remedio es acudir a Dios, reconocer el derecho que él tiene de decirnos lo que debemos hacer, y pedirle que nos indique su plan.
Actitudes perjudiciales. El perfeccionismo, los falsos cargos de conciencia y la falta de entusiasmo, debilitan nuestro disfrute de la vida.
La satisfacción se halla en una vida que refleje las prioridades de Dios —y pasar tiempo con él es lo primero. Al leer su Palabra, nos volvemos conscientes del gran amor del Padre, aprendemos lo que él considera importante, y experimentamos el gozo de pertenecer al Señor.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Confiar en la fidelidad de Dios

¿Le parece a usted demasiado difícil algo que le ha dicho Dios que haga? Puede tener la seguridad de que si le llamó a hacer su voluntad, él será fiel para ayudarlo a lograrlo por medio del Espíritu Santo que vive y actúa en usted. Así que, si le dice: "No puedo hacer eso, Señor", lo que está diciendo, en realidad, es: "Dios no cumple su palabra". De manera que, todas nuestras expectativas deben estar puestas en él, no en nuestras fuerzas o capacidades.
Cuando usted duda de la fidelidad de Dios, esa incredulidad se convierte en una grieta en su armadura espiritual, y puede tener la seguridad de que es allí donde Satanás le atacará. Comenzará a dudar del carácter de Dios —de su bondad, por ejemplo—, y esa desconfianza se convertirá en una pesada carga que arrastrará innecesariamente a cada aspecto de su vida.
Podrá sentir que no tiene suficiente fe para obedecer, pero Dios no le está pidiendo que tenga fe cuando las circunstancias sean favorables, sino que tenga confianza en que él es quien dice ser.
¿Cree que Dios es un mentiroso? Es así de sencillo: O Dios es fiel o no lo es. Pero si cree que la fidelidad es parte del carácter de él, entonces podrá hacer cualquier cosa que el Señor exija. Se verá fortalecido por su dependencia de él, ya sea que venga un diluvio de pruebas o una inundación de bendiciones.
Cuando la vida se le vuelva dura y difícil, la dulzura de la fidelidad de Dios se hará verdaderamente real en su corazón. Al caminar a través de estas tormentas con absoluta confianza en el poder de Dios, su confianza en el carácter del Señor se vuelve parte de lo que usted es, y le fortalece interiormente.

martes, 13 de diciembre de 2011

Gozo contagioso

Jesús nos llama a ser sus "testigos". Pero hay cristianos que piensan que necesitan habilidad o carisma excepcionales para poder comunicar las buenas nuevas a los demás. Sin embargo, testificar no es simplemente hablar del "plan de salvación" con alguien. La palabra significa literalmente ver, escuchar, o conocer por presencia y percepción personales; dar testimonio de; dar u ofrecer evidencia de algo. Cuando Juan escribió que lo que estaba compartiendo lo había experimentado por sí mismo, estaba diciendo: "¡Estoy lleno de gozo por la experiencia de conocer a Jesús, y quiero invitarles a participar de ese gozo!"
Cuando usted está enamorado de alguien, se siente entusiasmado por la relación y el tiempo que pasan juntos. Asimismo, cuando usted está enamorado de Cristo, no se guarda para sí el gozo que surge de conocerle; este gozo se desborda, dando testimonio y fortaleciendo a otros creyentes. En realidad, al dar usted testimonio de quién es Dios y de qué manera está él obrando en su vida, no importa si lo dice en voz baja o con gran exuberancia: en su espíritu, los cristianos estarán conscientes de un regocijo genuino y profundo en sus corazones, que va más allá de la felicidad natural. Y las personas que todavía no conocen al Señor, ansiarán tener la relación que usted tiene. De esa manera, se sentirán atraídas por el Espíritu de Dios en usted.
Ser testigo de Cristo no es asunto de elocuencia o talento. Es un desborde de su relación con Dios que le conforma a imagen de él. Cuando usted permite que el Espíritu Santo muestre la vida y el poder del Señor por medio de usted, un gozo contagioso será el "fruto" de la presencia de Dios en su vida.

sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Cómo puedo experimentar el gozo en mi vida cristiana?

 Los períodos de tristeza y depresión pueden entrar aún en la vida de los más devotos cristianos. Vemos muchos ejemplos de esto en la Biblia. Job deseaba que nunca hubiera nacido (Job 3:11). David oraba para que fuera llevado a un lugar donde no tuviera que lidiar con la realidad (Salmo 55:6-8). Elías, aún después de vencer a los 450 profetas de Baal pidiendo que bajara fuego del cielo (1 Reyes 18:16-46), huyó al desierto y le pidió a Dios que le quitara la vida (1 Reyes 19:3-5). 

Así que, ¿cómo podemos superar estos períodos de ausencia de gozo? Podemos ver cómo estos mismos personajes superaron sus momentos de depresión. Job dijo que, si oramos y recordamos nuestras bendiciones, Dios nos restaurará el gozo y la justicia (Job 33:26). David escribió que el estudio de la Palabra de Dios alegra el corazón (Salmo 19:8). David también descubrió, que era necesario alabar a Dios aún en medio de la desesperación (Salmo 42:5). En el caso de Elías, Dios lo dejó descansar por un tiempo y después envió a un hombre, Eliseo, para atenderlo (1 Reyes 19:19-21). Nosotros en la actualidad aún necesitamos amigos con quienes podamos compartir nuestras heridas y penas (Eclesiastés 4:9-12). Trata de compartir cómo te sientes con algún hermano en Cristo en quien tú confíes. Puede sorprenderte descubrir que él también ha estado batallando con algunas de las mismas cosas por las que estás pasando ahora.

Lo más importante es que, al morar inevitablemente dentro de nosotros nuestros problemas, nuestras heridas y especialmente nuestro pasado, éstos jamás producirán un verdadero gozo espiritual. El gozo no se encuentra en el materialismo, ni se encuentra en la psicoterapia, y ciertamente tampoco se encuentra en la obsesión con nosotros mismos. Se encuentra en Cristo. Los que pertenecemos al Señor “… nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” (Filipenses 3:3). El conocer a Cristo es llegar a tener un sentido adecuado de nosotros mismos, y un verdadero espiritualismo interior en Cristo, haciendo imposible el gloriarnos en nosotros mismos, en nuestra sabiduría, fortaleza, riquezas, o bondad, sino en Cristo, en Su sabiduría y fortaleza, en Sus riquezas y bondad, y en Su Persona solamente. Sumérgete en Él, en Su Palabra, y busca conocerlo más íntimamente. Si le permanecemos, Él ha prometido que “nuestro gozo será cumplido” (Juan 15:1-11). 

Finalmente, recuerda que es sólo a través del Espíritu Santo de Dios, que podemos encontrar el gozo verdadero (Salmo 51:11-12; Gálatas 5:22; 1 Tesalonicenses 1:6). No podemos hacer nada, aparte del poder de Dios (2 Corintios 12:10, 13:4). En efecto, entre más tratemos de estar gozosos a través de nuestros propios recursos, más miserables podemos llegar a ser. Descansa en los brazos del Señor (Mateo 11:28-30) y busca Su rostro a través de la oración y la Escritura. “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13)


www.GotQuestions.org

viernes, 2 de diciembre de 2011

La Biblia es una revelación progresiva. Si te saltas la primera mitad de cualquier buen libro y tratas de terminarlo, tendrás dificultades para entender los personajes, la trama, y el final. De la misma manera, el Nuevo Testamento es plenamente comprendido sólo cuando es visto como erigido sobre los cimientos de los eventos, personajes, leyes, sistema sacrificial, pactos y promesas del Antiguo Testamento (AT). Si solo tuviéramos el Nuevo Testamento (NT), al venir a los Evangelios, no sabríamos por qué los judíos estaban buscando al Mesías (un Rey Salvador). Sin el AT, no comprenderíamos por qué este Mesías vendría (ver Isaías 53); no seríamos capaces de identificar a Jesús de Nazaret como el Mesías a través de muchas detalladas profecías que fueron dadas concerniente a Él (por ej., Su lugar de nacimiento (Miqueas 5:2); el modo en que moriría (Salmos 22, especialmente vv. 1, 7-8, 14-18; Salmos 69:21, etc.), Su resurrección (Salmos 16:10), y muchos más detalles sobre Su ministerio (Isaías 52:13; 9:2, etc.).

Sin el AT, no entenderíamos las costumbres judías que son mencionadas en pasajes del NT. No entenderíamos las perversiones que hicieron los fariseos a la ley de Dios, al añadirle sus tradiciones. No entenderíamos por qué Jesús estaba tan enfadado mientras Él purificaba el patio del templo. No entenderíamos que podemos usar la misma sabiduría que usó Jesucristo en Sus muchas respuestas a Sus adversarios (tanto humanos como demoníacos). 

Sin el Antiguo Testamentos nos perderíamos de numerosas profecías detalladas que sólo pudieron cumplirse porque la Biblia es la Palabra de Dios, no de los hombres (ver los profetas mayores y menores) (p. ej., Daniel 7 y los capítulos siguientes). Estas profecías dan detalles específicos sobre el levantamiento y caída de naciones, cómo caerían, si se levantarían nuevamente, cuáles poderes serían los siguientes en emerger, quienes serían los actores principales (Ciro, Alejandro el Grande, etc.), y qué sucedería a sus reinos cuando estos personajes murieran. Estas detalladas profecías son tan exactas que los escépticos atacan diciendo que tuvieron que haber sido escritas después de los hechos. 

El AT también contiene numerosas lecciones para nosotros a través de las vidas de sus muchos personajes falibles. Al observar sus vidas podemos ser animados a confiar en Dios sin importar lo que suceda (Daniel 3), y a no comprometernos en las cosas pequeñas (Daniel 1), para que seamos fieles más tarde ante las cosas grandes (Daniel 6). Podemos aprender que es mejor confesar el pecado pronta y sinceramente, en lugar de pasar la culpa a otros (1 Samuel 15). Podemos aprender a no jugar con el pecado, porque nos encontrará desprevenidos y su mordida es mortal. (Ver Jueces 13-16). 

Podemos aprender que necesitamos confiar (y obedecer) a Dios si esperamos experimentar la vida en Su tierra prometida en esta vida y Su paraíso en la próxima (Números 13). Aprendemos que si consideramos el pecado, sólo nos estamos exponiendo a cometerlo (Génesis 3; Josué 6-7). Aprendemos que el pecado tiene consecuencias, no sólo para nosotros mismos, sino para nuestros seres amados y a la inversa, que nuestro buen comportamiento tiene recompensas no sólo para nosotros sino también para aquellos que están a nuestro alrededor (Génesis 3; Éxodo 20:5-6).

El Antiguo Testamento también contiene gran cantidad de sabiduría que el Nuevo Testamento no comparte. Mucha de ésta se encuentra contenida en los Salmos y Proverbios. Estos trocitos de sabiduría revelan cómo puedo ser más sabio que mis maestros, a lo que nos conducirán varios pecados (nos ayuda a ver el anzuelo que esconde el bocado), y lo que los logros en este mundo nos ofrecen (nada). ¿Cómo puedo reconocer si soy un necio (esto es, moralmente)? ¿Cómo puedo encontrarle significado a la vida? Nuevamente, hay mucho ahí que sólo está esperando a ser encontrado por alguien que realmente quiera aprender. 

Sin el AT, no tendríamos una base para sostenernos contra el error de las perversiones políticamente correctas de nuestra sociedad, en la que la evolución es vista como creadora de todas las especies a través de millones de años (en lugar de ser ellas el resultado de la creación especial de Dios en seis días ). Aceptaríamos la mentira de que los matrimonios y la unidad familiar son una estructura evolutiva que debe continuar cambiando ante los cambios sociales, en vez de ser vista como un diseño de Dios con el propósito de criar buenos hijos y para la protección de aquellos que de otra manera serían utilizados y abusados (más frecuentemente las mujeres y los niños). 

Sin el AT, no entenderíamos las promesas que Dios cumplirá en un futuro con la nación judía. Como resultado, no veríamos propiamente que el período de la Tribulación es un lapso de siete años en el cual Cristo trabajará específicamente con la nación judía que lo rechazó en Su primera venida, pero que lo recibirá en Su segunda venida. No entenderíamos cómo el futuro reinado de Cristo de 1,000 años encaja en Sus promesas a los judíos, ni cómo los gentiles encajarían en él. Tampoco veríamos cómo el final de la Biblia ata los cabos sueltos que no fueron revelados en el principio de la Biblia, cómo Dios restaurará el paraíso que Él originalmente creó para que fuera este mundo, y cómo disfrutaremos de un íntimo compañerismo con Él de una manera personal como en el Huerto del Edén. 

En resumen, el Antiguo Testamento es un espejo que nos permite mirarnos a nosotros mismos en las vidas de los personajes del Antiguo Testamento y nos ayuda a aprender lo experimentado en sus vidas. Vierte mucha luz sobre quién es Dios y las maravillas que Él ha hecho y la salvación que Él ha forjado. Transmite gran consuelo a aquellos que padecen persecución o tribulación (ver especialmente los Salmos). Revela a través del repetido cumplimiento de las profecías, por qué la Biblia es única entre todos los libros sagrados – solamente ella puede demostrar que es lo que clama ser: la inspirada Palabra de Dios. Revela grandes cosas sobre Cristo en página tras página de sus escritos. Contiene tanta sabiduría que va más allá de lo que es aludido o citado en el Nuevo Testamento. En pocas palabras, si aún no te has aventurado en la profundidad de sus páginas, te estás perdiendo de mucho de lo que Dios ha dispuesto para ti. Mientras lo lees, habrá mucho que no entiendas de inmediato, pero habrá mucho que entenderás y aprenderás. Y mientras continúas estudiándolo, pide a Dios que te enseñe más, tu minería te pagará con tesoros aún más brillantes.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Nuestra verdadera identidad

1 CORINTIOS 1.1-9
Muchos cristianos están sufriendo una crisis de identidad. Saben que son salvos, pero no saben en realidad qué pensar sobre sí mismos. Hagamos una pequeña prueba. ¿Se considera usted un pecador salvo por gracia, o un santo que de vez en cuando peca? Ambas afirmaciones son ciertas, pero la primera piensa en su identidad pasada, mientras que la segunda se centra en la percepción que el Señor tiene de usted en el presente.
Si somos creyentes, la Biblia le dice que somos santos (v. 2). Pero muchos de nosotros nos seguimos viendo como el viejo pecador, que ha sido perdonado, pero que no ha cambiado. Sin embargo, el Señor dice que cualquiera que está en Cristo "nueva criatura es; las cosas viejas pasaron" (2 Co 5.17). De eso se trata nacer de nuevo. No podemos volver a ser jamás lo que éramos antes.
La solución a esta crisis de identidad es cambiar nuestra manera de pensar acerca de nosotros mismos. Si no lo hacemos, dependeremos de cómo nos sentimos, y Satanás nos bombardeará con recordatorios de nuestros fracasos y pecados. él quiere que nos mantengamos enfocados en que somos unos pecadores, porque sabe que el reconocimiento de nuestra santidad nos llevará a vivir como santos. Seremos motivados y fortalecidos para obedecer a Dios, y el diablo perderá su punto de apoyo en nuestras vidas.
Jesús no vino simplemente para salvarnos del infierno; él quiere vivir su vida a través de usted. En Cristo, usted tiene una nueva identidad que ha sustituido a la antigua. Si se concentra en quién es ahora actuará como tal, y experimentará el gozo de una vida cristiana victoriosa.